Un sector de la sociedad se siente amenazado y ante este sentimiento reacciona. Si comparamos el discurso de J. C. Blumberg en la primera marcha con el de la última, es notorio el proceso sufrido, en el contenido y en la forma, generando una gran polarización.
Está claro que ya no es él, comenzamos a ver la construcción de un personaje alimentado por la energía de un grupo, una clase que se siente en peligro, porque aunque la inseguridad es general, es evidente que el tema de los secuestros atemoriza más a quienes viven este fenómeno como algo nuevo, sin relacionarlo con los miles de secuestros perpetrados hace algo más de 20 años.
Ya poco importa quien sea el que ocupe ese lugar, cualquiera puede ser, y esas 2 ó 3 ideas rígidas prevalecen sobre cualquier pensamiento o reflexión posible. El proceso está en marcha y no hay vuelta atrás.
Creo, sin embargo, que a pesar de la difusión brindada por los medios, algunos, claros representantes de la clase amenazada, y el poder económico y político de la misma, es poco probable que este fenómeno crezca, ya que la mitad de la población
de nuestro país no sabe si hoy va a comer, y cuando una persona comienza el día con esta pregunta, difícilmente pueda pensar en otra cosa. La dirección que va tomando la Causa Blumberg, cada vez se aleja más de quienes se llevan la peor parte en un país donde la brecha entre ricos y pobres sigue creciendo.
En lo personal, respeto el dolor de J. C. Blumberg como el de todos los padres que lloran hoy la muerte de sus hijos.
Victor Richini
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posted by Cacique : 8:01 p. m.